viernes, 16 de diciembre de 2011

Viernes Alegre


En  la  antesala  al   fin de semana,   que   extraordinario el  ambiente  que  puedo  observar en la   capital  de Honduras,

El mayor  porcentaje   de los  ciudadanos   que    se encuentran de  compras, de paseo, increibles, aunque  mencionan que  es  un  año de  mucha  crisis  economica sin embargo  en la  realidad  es  otra..


Ojala  que  sepan aprovechar   su economia  en este  fin de  año..

martes, 13 de diciembre de 2011

El “siskru tara”, la gran fiesta misquita

La Mosquitia es un nombre genérico, su territorio abarca un área de más de 84,000 km², y que se extiende entre los territorios Honduras y Nicaragua en el istmo centroamericano. En el caso de la Mosquitia hondureña se extiende sobre casi, 17,000 km², y pertenece al departamento de Gracias a Dios¹. En su superficie exhibe una fascinante biodiversidad a ello se le suma una amplia variedad étnica cultural, es allí donde cohabitan cinco grupos culturalmente diferenciados (misquitos, tawhakas, pech, garífunas y ladinos). Desde el observador frecuente referirse la Mosquitia, es sinónimo de abandono, brujería, extrema pobreza y en el peyorativo de los casos; narcotráfico. Significa que los habitantes de esa “inhóspita región”, viven fuera de la civilización… y en los planes del incipiente desarrollo nacional, la Mosquitia solo es una expresión geográfica, queriendo negar que la Mosquitia constituya un singular legado antropológico.

El siskru-como expresión cultural
Aunque los especialistas desconocen el significado del término sihkru, desde el imaginario misquito asumen que el nombre se deriva del rose de dos palmeras que se encuentran próximas a las lagunas. Sin embargo, es importante mencionar que a lo largo del siglo XX, el siskru-tara se describe como la gran festividad en honor de sus muertos, y que antes de que llegaran los misioneros moravos la fiesta revestía de mucha participación y algarabía.
En 1916, en un segundo intento misionero los Heath (matrimonio moravo) visitó la Mosquitia hondureña y llegaron hasta el río Patuca, sin embargo debido a varios problemas el proyecto fue abandonado por espacio de varios años. Por la serie de inconvenientes la obra morava en Honduras se sitúa en el año de 1930 con la llegada de nuevo al país de George y margarita Heath², se sabe además que la primera iglesia Morava, se construyó en Kaurika, una comunidad situada a inmediaciones de la barra del mismo nombre a un costado de la extensa laguna de Caratasca. La nueva doctrina religiosa basada en preceptos foráneos, se empeñó en impedir todas las manifestaciones animistas locales, por considerarlas paganas.
Los misioneros procuraron cuanto antes implementar cambios en la cultura local, y para ello empezaron a prohibir algunas prácticas, incluso a declararlas perversas. Por su dimensión significativa la fiesta misquita, que se cuestionó y se hostigó en extremo fue el siskru-tara. Esta festividad mágico-religiosa consistía en una reunión para honrar a sus seres queridos que años atrás habían fallecido. Incluso hasta hoy algunos misquitos recuerdan que los preparativos del siskru, podían durar varios años, y pese a que era una familia anfitriona la que patrocinaba un lugar amplio para realizar el encuentro. La fiesta consistía en homenajear a los difuntos, y para ello les elaboraban bustos en madera de sikun, los paseaban al ritmo de tambor, les realizaban bailes, se comía y se bebía en abundancia, y la fiesta podía durar varios días.

El antropólogo hondureño Rony Velásquez, visitó las comunidades misquitas a principios de los años setentas y por la riqueza descriptiva y analítica del texto he decidido incluirlo en este breve ensayo “(…) antiguamente a uno o a dos años de la muerte de un miembro de una familia importante, se realizaba en su honor la festividad denominada sihkru. Esta celebración se halla en la actualidad en desuso y solo la recogimos de la memoria de los ancianos. (…) A cargo de esta festividad se encontraba el okulì, líder espiritual que era escogido por la familia del difunto para asumir esa responsabilidad, (…) el okulí³ a su vez, designaba otro especialista, quien en días previos a la festividad se encargaba de tallar en una madera de árbol de sukun-(considerado como la casa donde moran las almas) una máscara representando la cabeza y el tórax del difunto en tamaño natural.
La figura tenía que denotar la identidad del difunto. Esta máscara recibía el nombre de yapti tara o pura yapti4. Ninguna persona podía ver ni sabía quién era el creador del yapti tara, excepto el okulì, que lo había elegido; la alimentación le era llevada por un niño a un lugar convenido, donde él la recogía y esa comida debía ser preparada por una niña que aún no hubiese llegado a la menarquía.
En la aldea y lugares vecinos los preparativos para la fiesta implicaban otra vez reunir alimentos, seleccionar las vacas que serían sacrificadas, preparar varias canoas de chicha, recolectar leña para la preparación de alimentos y para mantener encendidas las hogueras durante todo el sihkru. También se construía una choza circular con poste central cerca del lugar donde descansaban los restos del muerto y, alrededor de dicho poste colocaban todas sus pertenencias.
(…) El okulì nombraba a algunos hombres y mujeres encargados de mantener el orden, quienes portaban un bastón, como símbolo de autoridad en ellos delegada. Así mismo el okulì ordenaba que se tuviesen preparadas todas las escopetas disponibles en el pueblo, iba oculto bajo la máscara del muerto y su cuerpo cubierto con un vestido hecho de corteza del mismo árbol (sukun) y hojas de coco o palmera silvestre, de manera que no pudiese ser reconocido.
En cuanto se le veía aparecer en el camino principal del caserío, el okilì ordenaba que se disparasen todas las escopetas e inmediatamente la multitud se inclinaba, curvándose cara al suelo para saludar a la figura que venía danzando y evitar verle la cara (…) seguidamente toda la comunidad tanto hombres como mujeres irrumpían a danzar, cantando y ejecutando los instrumentos musicales. (…) El pura yapti, siempre danzando, entraba en la casa que fuera su hogar y visitaba también a familiares y amigos. Después de un largo recorrido llegaba a la choza circular construida especialmente para la ocasión y se ubicaba junto al poste central, en medio de sus partencias.

Tal era la chicha que se injería que muchos caían al suelo debido a la embriaguez. Las mujeres se amarraban sogas al cuello y se introducían al río o la laguna, canal o mar (dependiendo de la región en que viviesen) haciendo como si se ahogasen jalándose con una mano de la cuerda que llevaban atada; simulaban así un suicidio que representaba su voluntad de irse con el muerto. Estos hechos se repetían durante los tres días en que el sihkru tenía lugar. Finalmente, al cabo de tres días, el okulì anunciaba la terminación de la gran ceremonia y el yapti era llevado a su lugar de origen; el árbol del sukun, de donde se había extraído la madera para tallarlo5.
Desde el imaginario colectivo misquito son abundantes las descripciones en torno a las festividades, aunque algunos ancianos incluso no logran discernir entre el tambako6 y el siskru, igual desconocen o no logran precisar en el tiempo, cuando el tambako sustituyó al sihkru, tampoco existen coincidencias sobre los roles de los personajes participantes en cada uno de los eventos realizados. Pero todos coinciden en que el siskru era el gran evento para honrar a sus muertos, y que fue prácticamente suprimido y por los pastores moravos. Igual suerte corrieron otras manifestaciones culturales-comidas, bebidas, danzas, tótem e instrumentos autóctonos que estaban asociados a alguna celebración, y que ahora exclusivamente pueden ser recreadas en función de escuetas descripciones de viajeros e indudablemente desde la tradición oral.
En fechas recientes don Willi Paisano, un anciano conocedor de las tradiciones misquitas y vecino de Barra Patuca7, nos cuenta el siguiente relato, y por su importancia he querido trascribirlo tal como él lo narra en idioma español.
“Cuando mi abuelito y mi abuela, hicieron una fiesta que hizo como hablaba mi cuñado, hizo por una fiesta, como se murió el hijo, como parece que era tercero hijo, ya era un hombre que vive con mujer, y se murió el hombre y de ahí se murió la señora, entonces ya días, antes de eso, se murió un primo de mi abuelita (…) Bueno, es a todos que hizo como tres, tres hizo, hizo forma de persona, forma de persona, igual a cuando se mira… haya viene, al momento yo miré a mi abuelito ahí estaba rodeando y cayendo y llorando, halla… otros primos de muertos ahí viene llorando, y parece que anda como loco… parece que anda como loco, pero ahí estaba la gente esperando que, como estas horas traía de tal hora que tenían en escondidos que hizo la forma, pero cuando hizo sin verlo… nadie mira, solo los hombres viejos, pero los cipotes no miran solo las gentes…
Cuando se traje escondido, allí mira…, pero los cipotes no mira, solo la gente, cuando se venía, se bailaban él, aquí está bailando, pero ahí vienen, traen como cuatro, y allí estaba, uno está delante es un hombre como cualquiera, como un hombre conocido, jugando, bailando, él está cantando, él está empezando, hoy ura yapti, (kaisa baika…) bueno vengan dice… por haya… vamos ir a bailar, alegres, entonces ahí estaba haciendo, ahora allí vienen tres, el hijo de la señora, el hermano, pero uno ahí está adelante está bailando, pero eso usted mira que es una persona bien catrín, venía con un sombrero cuando se mira eso…
¡Usted también va a decir que es gente!, ahí venían unos que usan vicios de pipa, ahí estaban en las mujeres venían con waina (boina) aretas (colgantes), hombre… se mira alguien usted va a decir que son pura gente y el hombre venía con corbata, viene con un sombrero como Stexon8, ahí estaban y quien va a decir que es un palo… ahí viene bailando… los hacían, allá en Barra Patuca9, y allí venían los tíos, los hermanos y los demás cayendo y llorando, en ese momento ahí traían un tambor, el tamboreros venía con el que venía bailando, allí estaba, dos tamboreros, y ahí estaba cuando se mira gente, está dando alegre a los demás… los vecinos que vienen a ver, barbaridad de gente, ahí estaba bien a maceta…10, puro con chicha, hay uno que está cantando, por eso que ahí dicen vamos a bailar… ¡Kaisa baika pura yapti!11
Por su parte don Duath Wood, que vivió en Twitanta por muchos años, asistió a dos eventos, uno en Ahuas, y el otro en Brus Laguna, y me explicó, que el sihkro que más le agradó fue el de Brus Laguna, en el año de 1934, porque llegó mucha gente de la Costa, y de río arriba. (…) apareció una gente pero de palo (guano), se bailaba con tambor, y luego la familia fue a encontrarlo llorando… nadie sabía quién hacía los bustos, era muy secreto, y aparecía por la tarde ya cuando había poca luz…

Para la celebración del sihkro, la gente se preparaba dos años antes, sembraban yuca, caña, plátano y mataban de cuatro a cinco vacas, habían veinte drones12 de chicha… yo conseguí mi comida, yo no tomo… la celebración empezó como a las dos de la tarde y siguió al día siguiente, pasó ese día y luego hasta el amanecer. En el sihkro de Ahuas, se hizo antes, yo estaba muy joven. Había mucha comida y bebida, pero menos gente13.

Lo más destacado de la festividad además de la convivencia entre diferentes comunidades, era sin duda la procesión que paseaba por las calles de la comunidad, mostrando los bustos en madera, hechos en madera de guano14 y que representaban a los parientes muertos, estos a su vez habían sido tallados con antelación, y tenían la particularidad de parecerse a los familiares fallecidos, ya que se procuraba darle las características correspondientes)… si usaba bigote, se le hacían con bellos de maíz, si se dedicaba a la agricultura, se le colocaba sombrero, si era cazador se colocaba una escopeta de palo, si era músico un instrumento, si era mujer se le hacía un niño en la espalda.
Ambos comentarios, describen las principales actividades que se llevaban a cabo en el sihkro de Brus Laguna, además de que ambos personajes entrevistados participaron en la celebración de los eventos, de las fuentes descritas podemos derivar que:
La mayoría de ancianos y conocedores de la cultura misquita, coinciden en que el sihkru o gran evento era la festividad eminente de sus ancestros y además que era;
Mandado a celebrar por una o más familias que en los últimos años habían perdido seres queridos.
Que su planificación era con dos o tres años de antelación, pues las familias responsables se preparaban con suficiente comida, y para ello se sembraban parcelas de granos básicos o se criaban animales, que serían sacrificados en los días de la festividad.
El evento se celebraba a finales del año, coincidiendo con la despedida del año viejo y la llegada del año nuevo a lo que ellos le denominan mani raya. Sin duda la iglesia morava hizo coincidir las fiestas navideñas de fin de año, a las que los misquitos llaman krismis en vez de krismas.
Los encargados del evento invitaban personalmente a amigos y parientes de todas las aldeas posibles y les indicaban el lugar de reunión.
La actividad duraba tres o más días, había bebida, comida y danzas mientras duraba el evento.
La festividad permitía el reencuentro familiar o el intercambio de impresiones entre líderes miembros de otras comunidades por muy remotas que se encontraban al interior de la Mosquitia.
La principal atracción era el aparecimiento del (ura yapti), o el busto que a través de una talla en madera de (guano o sukun) representaba a los difuntos.
Se entonaba una danza aún conocida como urale que la bailaban hombres y mujeres envueltos en kualuntra15 y palhpura16 en trajes de tunu. La celebración del sihkru, según describen algunos informantes se hacían acompañar con una aserie de instrumentos, algunos de viento y otros de percusión. La mayoría de ellos han desaparecido, aunque algunos informantes conocen procedimientos específicos para elaborarlos, pero por razones de espacio serán motivo de otro artículo.

Todas las fuentes consultadas coinciden que con la llegada de los pastores moravos, se prohibieron las festividades del sihkru, y con ello uno de los eventos de mayor arraigo en la cultura misquita. Igual algunos entrevistados comprenden como la iglesia de manera sutil, fue consolidando otras prácticas como los tambakos-pulankas, con el ánimo de extinguir las prácticas animistas evidentes en el kihkru. Sin embargo en los últimos diez años, y gracias a importantes movimientos de valoración cultural al interior de las comunidades misquitas, se han realizado algunos intentos para recrear lo más aproximado posible la celebración del sihkru.

En los últimos diez años, y con el propósito de buscar acercamiento oficial entre las comunidades misquitas de Nicaragua y Honduras, se han realizado intentos organizativos con el propósito de revitalizar el sihkru como máximo evento, que refleja en parte la riqueza de la cultura misquita. Es importante señalar además que estos festejos-celebraciones, que últimamente han tomado preponderancia, han servido para fortalecer la identidad misquita, de igual forma para denunciar, el papel irresponsable que ha jugado el Estado en relación a los pueblos culturalmente diferenciados.
Ya es tiempo de valorar que en la Mosquitia hondureña, conviven en armonía hombre-naturaleza, y es justo desinstalar del imaginario hondureño, que las prácticas ilícitas llevadas a cabo en esos vastos territorios, no son exclusivos de la Mosquitia. Es necesario dignificar a los habitantes misquitos, abandonados desde siempre, excluidos, con inhóspitas condiciones, y con todo eso se muestran orgullosos de su cultura.
¹ El departamento de Gracias a Dios, se localiza en dirección nor-oriente de la República de Honduras. Como departamento fue creado el año de 1957, ante las pretensiones de Nicaragua, de querer adueñarse de sus dominios. Está formado por seis municipios, Puerto Lempira, Ahuas, Brus Laguna, Wampusirpe, Juan Francisco Bulnes y Villeda Morales (Raya).
2 Mario René López “contexto histórico y antecedentes del protestantismo en Honduras”, en Roberto Sosa (Comp.) documentos para la historia de Honduras, t.lll, Honduras, imagen y palabra, Tegucigalpa, 2004, p.431
3 Okuly, es un personaje que formaba parte del kihkru, en lengua misquita equivale a “hacedor del tiempo y el viento”, para que esta persona se convierta en Okuly-profeta, es necesario que haya sido golpeado por un rayo cósmico y sobrevivir al acto. Su misión es evitar los malos espíritus en las comunidades, plagas en las plantaciones, los cultivos y limpiar los caminos de espíritus negativos.

4 Al consultar a distintos pobladores y en diferentes sub-regiones de la Mosquitia, asumen que este término, significa como madre de lo alto o que viento viene de lo alto, significa que desde su imaginario es un ser espiritual y por ende poderoso. Una de las danzas que aún se escuchan cantar a los ancianos en Barra Patuca, termina como evocando a pura yapti.
5 Rony Velásquez, 2007, 2008 y 2009. (Parte de los relatos del antropólogo en mención fueron recogidos en Cauquira, que en los últimos años ha experimentado cambios sustantivos al convertirse en una plaza comercial importante, y con ello la llegada de muchos ladinos, nada interesados en preservar las prácticas culturales aún existentes).

6 El tambako (juegos-festividad-baile), es la celebración que actualmente aglutina mayor participación y algarabía en las comunidades  misquitas. Las fechas en que se llevan a cabo los distintos tambakos, coinciden con el cese de las lluvias de noviembre, y las proximidades con las fiestas de fin de año.
Algunos estudiosos sostienen que las celebraciones “tambakaleras”, son producto de la llegada de la iglesia morava a las comunidades misquitas, y además era necesario buscar estrategias compensatorias y evitar resentimientos, ante la negativa de las iglesias moravas a reconocer las celebraciones del sihkru. Por lo que no es de extrañar que hubiera una imposición desde la iglesia, al incorporar prácticas bailables más o menos paganas y bullangueras pero controladas.

Al referirse a los inicios del tambako, según el investigador Elmor Wood, sostiene que “anteriormente se hacían rondas nocturnas familiares, y se hacían para contar cuentos, esa era nuestra escuela a través de la historia oral, pero eso (…) ya no se practica, alrededor de una fogata, yo me acuerdo… (…) nos encantaba, mi abuelita lo hacía, se hacía religiosamente todas las noches, veinte y cinco años tras, las prácticas se han ido transformando, los bailes del final del año se iniciaban a partir del 6 de noviembre, anteriormente se les llamaban pulanka, que significa literalmente juegos, y luego se transformó a tambako, las diferentes iglesias, han jugado un papel fuerte, muchas prácticas culturales y religiosas han desaparecido.
7 Esta es una comunidad al margen derecho de la desembocadura del extenso río Patuca, a nivel poblacional tienen componentes de suma importancia. Los patuqueños, son misquitos que ostentan apellidos de negros descendientes de ingleses, su apariencia física es similar al prototipo de negro jamaiquino, pero culturalmente son misquitos, sin dejar de mencionar que los ritmos caribes se bailan con naturalidad.
8 Famoso sombrero de la marca Stexon… Belice.

10 Es un término de uso mestizo, utilizado para indicar que una persona está o anda bajo los efectos del alcohol. Ver; Juan Ramón Saravia. Te conozco mosco. (Diccionario del pensamiento popular). 2006
11 Entrevista con Arnold Zelaya (Frijolito) y don Willi Paisano, Brus Laguna, diciembre, 2009.
12 Una palabra de origen inglés, incorporada al misquito y también al español.
13 Entrevista con don Dwaight Wood, nacido el 15 de septiembre del año de 1907, testigo del acontecer de casi todo el siglo pasado, radicado en Brus Laguna. En su juventud participó en la explotación de maderas preciosas, trabajando como operario de varias compañías extranjeras, entre ellas, Tawa-Tawa, Sikre y la Tikes Company.
14 En idioma misquito el nombre de esta madera es (sukun), de textura blanda y de fácil manejo propio para elaborar tallas.

15 Era el nombre de las piezas que utilizaban las mujeres misquitas para cubrirse el cuerpo, eran de una sola pieza elaborada con la corteza del árbol de tunu. Algunos kualuntra eran estampados con figuras de animales. Otras utilizaban una pieza llamada lal wila, que era un pedazo de tela que empleaban algunas mujeres para cubrirse la cabeza, por lo general cuando salían de sus casas se cubrían la frente, haciendo un amarre por detrás de la cabeza. Es importante señalar que esta práctica aún puede observarse en algunas comunidades, sobre todo en las diferentes comunidades que corresponden a la zona recuperada.

16 Es una pieza de vestir que usaban los hombres, más conocida como taparrabo, era una sola pieza confeccionada con tunu. El informante ladino Rafael Gutiérrez radicado en Brus Laguna desde mediados de los años 60s, sostiene haber visto a varios misquitos con taparrabos. Es importante mencionar, que la corteza del tunu tiene varios usos, pero más es utilizado como materia prima en la elaboración de artesanías, sobre todo en el sector de Wampusirpe.

Realizó estudios de Antropología Cultural en Salamanca, España. Actualmente se desempeña como director de la editorial Universitaria-UNAH, y docente de Ciencias Sociales en la Universidad Pedagógica Nacional.

“SEDINAFROH es un bebé, pero ya está haciendo su trabajo”, dice Thelma Wood

Tegucigalpa, Honduras. 11 de diciembre de 2011.- Que la Secretaría de los Pueblos Indígenas y Afrohondureños es un bebé, pero que ya está haciendo su trabajo, expresó la dirigente misquita Thelma Woods, en el marco del Consejo Consultivo celebrado aquí en Tegucigalpa y que se propone, entre otras cosas, escoger 16 de entre 64 proyectos para ser financiados con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo, mediante el programa Desarrollo Integral de los Pueblos Autóctonos. DIPA-SEDINAFROH. 
 
 Wood que ostenta una licenciatura en Pedagogía, es asesora de la máxima organización miskita, Moskitia Asla Takan Ka, (MASTA), sostuvo que lo que hay que hacer es procurar una unión entre la Secretaría, cooperantes y federaciones.
“Es una realidad que cuando se formó la SEDINAFROH, algunos no estaban de acuerdo, pero hoy ya está formado y lo que debemos hacer los pueblos es fortalecerla, enriquecerla debemos unirnos, porque este es sólo el comienzo”,

Para la profesional de la educación, los pueblos indígenas y Afrohondureños tienen muchas necesidades, por lo que las dirigencias y las bases no se pueden dar el lujo de estar dispersos, todo al contrario, hay que tomar el mismo camino.
El Consejo Consultivo es una instancia creada por los propios pueblos para analisar y reflexionar sobre diversos temas  inherentes a las comunidades. En esta oportunidad su convocatoria está basada en el funcionamiento del programa DIPA, adscrita a la SEDINAFROH y que actualmente ejecuta la segunda convocatoria de proyectos.